miércoles, 20 de abril de 2022

Como lluvia en mi oído


 

En el aire,

abrumado

por su propia impotencia de mostrarse impasible,

no caben ya más gritos.


Es este un tiempo inhóspito

en que el dolor se palpa, omnipresente y sólido,

en que todas las voces

de él se hacen eco

y estallan al unísono.


En medio de este escándalo

¿ Quién puede

recordar las canciones que invitaban

a los pies a bailar,

a latir descuidado al corazón

a echarse a volar, libre de límites,

a la farandulera fantasía.


Si al menos mi cabeza

estuviese en silencio,

en lugar de haber dado en ser la sucursal

de una pajarería...


No sé

si merece la pena continuar empeñada

en mantenerme viva y seguir escuchando

como una granizada estrepitosa

todo el llanto del mundo

y el suplicio perenne

de mi murga obstinada.


Únicamente existe

una férrea certeza que me ayuda

a seguir resistiendo.


Estoy segura, ahí,

en cualquier recoveco de alguna de las vísceras

prosaicas que atesoro

dormita ya, dispuesta a despertarse

cualquier día de estos,

la semilla callada

del germen del milagro.


Que llegará a arrullarme,

como lluvia en mi oído

de rumor primoroso,

la sedante cadencia de algún nuevo poema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario