Tras las noches insomnes,
las auroras,
por mucho que se empeñen en mostrarse auspiciosas,
al corazón anémico,
le anuncian otro día de horas soporíferas,
en el que seguir sintiéndose vacío y carenciado
y a la vez tan ahíto
de náusea existencial.
Si consiguiera
llegar a vomitarme,
para expulsar así
toda la indiferencia que ha medrado,
en esta especie de agujero oscuro
que hoy por hoy me habita.
Llegamos a ser luz
a expensas de las chispas que a nuestro pedernal
le sacan los pesares .
Me quiero deslumbrante, cegadora,
preñada de aflicciones
de aquellas que le obligan a la entraña
a ser un hervidero de amarguras
y rabias redentoras.
Conque, adelante,vida,
aquí tienes mis tripas expectantes,
empléate en ellas con todo tu talento.
Oblígame a sentir,
aunque a ratos me duela.
No me importa sufrir, acepto que eso es
el canon de vivir...
La cara B de amar a viva piel.
Sin anestesia.
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