Para bailar la conga hasta la aurora,
jugar al mus, cantar en un sexteto,
reír y hablar de todo lo indiscreto,
siempre a alguien se encuentra a cualquier hora
Cuando, después, su faz abrumadora
muestra la vida y te somete al reto
feroz que te devasta por completo,
compruebas que contigo nadie llora.
Otro fracaso más que condecora
un “curriculum vite “, ya repleto
de ellos, conformando un mal panfleto
de nuestra humana esencia perdedora
El mío, escrito a golpe de soneto
desde una lejanía sanadora.
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