domingo, 8 de septiembre de 2024

Algún oído atento


 

Yo, simplemente, digo.


Sencillamente, digo la que siento.


No necesito signos cabalísticos

que transcriban las iras del relámpago,

la danza de la lluvia,

o la inquietud del viento

y precisen intérpretes.


Me basta con dejar

al corazón latir

y que mi lengua capte

su música sincera,

su cantar,

su llanto...


Y a veces sus silencios.


Es Guadiana mi voz,

y se sumerge en su ensimismamiento,

si conviene...


Porque, por más que soy de las que dicen,

y suelo irme contando, verso a verso,

en palabras precisas,

puedo callar un lustro,

-o cinco si hace falta-


¿ Para que malgastarse, si hoy prosperan

los dialectos tribales,

la confusión, el ruido, el estrépito

y nadie va a escuchar?


Ya encontraré otro siglo

-u otra vida-

algún oído atento.

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