Conmueve el patetismo
y la grandiosidad
del empeño.
Todo
es mirar por el ojo diminuto
de una cerradura,
sin conocer
la inmensidad del campo,
sin que te quepa duda de que nunca
has de tener la llave de la puerta...
Pobres monos ingenuos,
porque un día,
os pusisteis en pie
cultiváis ferozmente la ambición
de conquistar el cielo
¿ Para qué
necesitáis vosotros
tan vasta posesión?
¿Para poner en ella una bandera
que os otorgue el derecho a sumir en el caos,
pervertir,
maltratar,
corromper,
destruir,
dilapidar?
No hay que ver
nada más que aquello que, por norma,
habéis venido haciendo con la Tierra.
Menos mal
que apenas si podéis aspirar
a contemplar de noche,
de lejos,
suspirando,
las estrellas.
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