Ya
no me da de sí la piel del alma.
Por
más que les exijo a sus junturas
no
aguantan más y muestra en sus fisuras
que
la vida la embaza y la desalma .
No sirve el abrazarse al estoicismo
del
“toca lo que toca y no hay tutía”,
causa
hartazgo tragarse cada día
siete
tazas y media de lo mismo.
Tanta apretura pide liberarse,
devolviendo
al espacio en que me encuevo
el
mínimo equilibrio necesario
Solo queda estallar y derramarse,
aun
a costa de dar a luz un nuevo
fallido
y prescindible poemario.
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