Lo
cierto es este Enero, con sus nieves
y ese
quieto esplendor desmesurado
del
paisaje, que ni a mirar te atreves
no vaya
a ser que quede mancillado.
La
compasión te atrapa , te conmueves
con el
temblor de un pájaro escarchado,
y
andando tras sus mismos pasos leves
se
queda el corazón embelesado.
Y el
latido se vuelve tesitura
de una
voz de cristal , casi un sollozo,
que
cálida y serena se quisiera,
Si
pudiera prestarle mi ardedura...
Quién
sabe si tendremos ese gozo
el ave
y yo de ver la primavera
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