domingo, 29 de diciembre de 2019

La caja de los truenos



En silencio,
nutridas por los lodos resabiados
que pueblan los abismos,
se gestan las tormentas.

Mansamente mastican
agravios, amarguras, frustraciones ,
retahílas de rabias seculares ,
que con mimo receban
la caja de sus truenos,
y aguardan,
pacientemente aguardan una excusa,
para darse a la luz.

No hay agua suficiente,
ni cauces amazónicos
que puedan contenerla
ni son cuenco bastante los océanos
para acoger diluvios
de penas que no encuentran otro alivio
más que llorarse a mares.

Habrá que disponerse a batallar
con los desbordamientos
y a pagar el peaje que les toca
a los que sobreviven.

A sentir en los ojos la tortura
de la arena de todos los desiertos.

A vivir con el alma
cada vez más reseca.

Y pidiendo a los cielos que la ahogue
en las aguas letárgicas y oscuras
del pozo más profundo del infierno
de una vez por todas el próximo aluvión.

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