domingo, 27 de diciembre de 2020

Blanca Navidad




 

Nunca ha sido la nieve muy proclive

a decorar de ensueño los paisajes

frugales de mi tierra.


Excepto blancas,

navidades yo creo que he tenido

de todos los colores.


Doradas y violetas,

anaranjadas, de un verde selvático

o de un azul turquesa caribeño,

pero siempre felices

y dulces, 

 que llegaban como envueltas

en hermosos papeles relucientes,

lo mismo que bombones

donde jamás había

ninguno de café.


Hasta de un rosa intenso

y empeñadas

en ir redecorándome a deshora

con sus luces el cielo en pleno Agosto...

­ es que el mes poco cuenta

cuando la vida en sí

es ya todo un regalo insuperable

y tantos cascabeles suenan dentro-


También ha habido algunas

-de qué sirve negarlo-

de un azul oscuro, casi negras

que es mucho mejor dejar que cojan polvo

en alguna oquedad de la memoria.


Este año diría

que son de un gris marengo algo anodino

- el traje más idóneo

de un alivio de luto.-


Poco que celebrar...

Exceptuando el insólito milagro

de que, a pesar de andar de infortunio en desdicha,

aún seguimos vivos.


Y con ganas

de volver a vestir de rojo y oro

otras nuevas y mucho más gozosas

futuras navidades.


Y de cantar a coro alegremente

Oh, Blanca Navidad”,

aunque aquí nunca nieva.

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