domingo, 7 de marzo de 2021

Alevilla

Sin ninguna tristeza la confieso,

yo también

fui de aquellas ilusas imprudentes,

que contra tempestades y mareas

se empeñó en creer .


Antes que nada tuve

fe ciega en el amor

y, tal cómo tocaba,

el día que sentí en el estómago

un revolotear de mariposas.

me dejé arrebatar por su extravío,


No hay nadie que ignore

que sus alas no aguantan la aspereza

de la realidad

y su vida es efímera.


Ahora lo que toca es resignarse a ser

la manzana madura

en cuya pulpa acude a hacer su nido

el gusano tenaz del desencanto,

atareado en irme carcomiendo

despacio el corazón.


Y continuar creyendo que los círculos tienen

vocación por cerrarse.


Que llegará esa hora

en que exhausta se abra mi carne macilenta

y de su vientre  consumido surja

la pequeña alevilla.


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