Es solo una ilusión la compañía,
otros brazos son solo un espejismo
donde busco refugio cada día
intentando escapar del nihilismo.
Hasta me aferro a la muralla fría
de un corazón sembrado de egoísmo,
más cuando creo que otra mano es mía
me encuentro suspendida del abismo.
Aunque haya conseguido que la calma
llene de placidez mi vida entera,
temo en silencio que una humana palma
no me consuele el día que me muera.
Llevarme al más allá herida el alma
de soledad, mi más fiel compañera.
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