Hablaba del otoño,
de hojas secas,
de pájaros que huyen
y de olores a humus presentidos.
Hablaba del otoño
con la voz agridulce con que suele
susurrar la nostalgia,
sentía cómo iba prosperando
la idea del otoño,
sus raíces silentes, gris urdimbre
de renuncias y pérdidas,
sobre mi piel.
Hablaba del otoño
hasta que de manera inopinada
me encontré transitando por las sendas
perennes del invierno.
No importa lo que diga el calendario
Ni lo que grite al aire
la savia tumultuosa e imprudente
que revienta los brotes del almendro.
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