Es todo vanidad, falsa prestancia
para disimular tanta miseria
como llega a caberle a la materia
cuando abraza la humana circunstancia.
La cáscara vacía y sin sustancia,
cuando toca el regreso de la feria,
pretende promulgarse primiceria
con espectacular extravagancia.
Última salva que se gasta en vano,
el polvo vuelve al polvo, pues la muerte
esa igualdad plebeya dictamina.
Quién sabe si en algún día lejano
con tal molienda, si es que tiene suerte,
haya quien se fabrique una ocarina.
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