lunes, 24 de octubre de 2022

Ligero parpadeo




Semejante al ligero parpadeo

que a un mago le basta para hacer

un truco con sus manos y cambiarte

velozmente las cartas,

la vida se nos fue.


Fugaz como la estrella

que ilumina un instante el negror de la noche

y luego se disuelve,

como una exhalación, como una ráfaga

de claridad providencial que toca

agradecerle al cielo.


Porque a pesar de todo

cada minuto ardió.


Cada segundo fue

la prueba irrefutable de milagro

y la constatación de que vale la pena

el abusivo precio que te exige

en fatigas y lágrimas.


Poco importa

si fue la viva imagen de lo efímero,

apenas un suspiro estrangulado

que ni llegaba a perturbar el aire.


Sobre la piel del alma

supo dejar su huella grabada a sangre y fuego.


Solo eso nos libra

de sentirnos tan ruinmente vacíos

al regresar al reino perpetuo de la nada.

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