Sé muy bien que preciso distanciarme
de la realidad, tan empeñada
en conseguir que tenga en mi jornada
una nueva razón para amargarme.
Un refugio discreto en el que aislarme,
en mi onírico mundo ensimismada,
con la luz, si distrae, censurada,
es el lujo mejor que puedo darme.
Luego está el conseguir que aquí, conmigo,
no se confine aquel que constituye
mi más fiero y fanático enemigo.
¿ Dónde se esconderá aquel que huye,
cuándo escrita en la piel lleva consigo
su historia, ese dolor que lo construye?
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