Es lunes,
siempre es lunes
para el que no conoce el solaz de un domingo.
Los lunes son un día
tan bueno como otro
para perder el tiempo paseando
en busca de sorpresas.
Me veo en los espejos de los escaparates
y no me reconozco
¿ Quien es ese espantajo que me mira?
Setenta y pico años,
pasados a conciencia
por la trituradora de la vida
dan para mucho duelo acumulado,
mucho insomnio,
muchas cavilaciones...
Y te aseguran pródiga cosecha
de ojeras y de arrugas.
Diré que es este un lunes
en que no brilla el Sol...
Callaré que impresiona
encontrarse de frente y sin aviso
con tu espectral imagen .
Mejor es no mirarse en los espejos,
total, ¿quién va a mirarme?, se desliza
la vista sobre aquello que nos hiere los ojos
y a nadie extraña
toda la obsolescencia circundante.
Yo apenas si soy ya
parte de la materia prescindible
que la existencia arrumba
sin piedad en los márgenes.
El anuncio de un humus necesario
para nutrir abriles encendidos
de olores y promesas.
Quién sabe si mañana habrá quien me recuerde
al leer unos versos
o al oler el perfume inspirador
de unas lilas fragantes.
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