sábado, 30 de marzo de 2024

Privilegio mínimo




Ser el árbol caído

del que nadie hace leña

y se pudre en el barro,

sin más duelo

ni más pena ni gloria

su corteza.


Al tiempo que su pulpa

recobra poco a poco la memoria

de su ser mineral,

esa materia

final e inalterable,

encadenada al rito universal

de la eterna mudanza.


Cómo se regocija cuando nota,

cómo la vida pide con pujanza

urgentemente paso

y ahora sirve

-qué privilegio mínimo-

de alimento a las setas.


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