Mi
ventana es mirador
tras
el que la vida pasa
sin
doler y se acompasa
a
mi dictado interior.
Puedo
elegir el color
de
la luz y en infantil
impulso
pintar de añil
o
malva cualquier celaje,
fabricándome
el paisaje
que
le cuadra a un mes de Abril.
Detrás
de mi celosía
transcurre
el tiempo despacio
y
hasta se muestra reacio
a
deslindar noche y día.
Mésteres
de juglaría
por
engañarlo me invento
y
paso entre cuento y cuento
sin
más pena las jornadas,
manteniendo
anestesiadas
las
soledades que siento
¿
Desde dónde un ruiseñor
llega
a verme que se afana
en
pervertirme y desgrana
redes
de trino y amor?
Nunca
será alrededor
nada
igual, de ese matiz
sonrosado,
tal desliz
lo
ha quebrado y mis cristales
hoy
solo reflejan males
de una mujer infeliz.
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