Yo
tengo un galapaguito
de
verde caparazón
que
vive la más de a gusto
en su
caja de cartón.
Tiene
en ella su camita
toda
hecha de algodón,
y un
bebedero en que suele
darse
algún buen chapuzón.
Pasea
de esquina a esquina
al Sol
una y otra vez
y
aunque va a pasito lento
camina
con altivez.
Sería
muy buena vida
la de
este chiquitín
si no
lo mirase tanto
mi
gatazo Serafín.
Entonces
en su casita
se
encierra por precaución,
que a
ver qué diente su atreve
con ese
caparazón.
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