Para
qué preocuparse pensando en el mañana,
si puede que no haya otra aurora que llegue
a
despertarte alegre y para ti despliegue
su
claridad temprana.
Ya de
sobra sabemos que no hay quien se sosiegue,
cuando
tras cada esquina acecha una inhumana
caricia
de la vida para tu piel, que emana
temor
por cada pliegue.
Nadie
tiene seguro
el
instante siguiente , ni se imagina cuánto
le
reserva el destino de dicha o de quebranto.
Exprimamos
lo puro
que aún
le queda al aire , sin más lucubraciones
que la
paz arrebaten a nuestros corazones.
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