miércoles, 24 de junio de 2020

El hueco ( Gestación del vacío)



No fue en cuarto menguante...

Ni el inquietante aullido de los perros,
que huelen las tragedias,
alborotó las tapias.

La noche del estrago
llegó sin avisar.

El corazón
notó que congelado quedaba su latido
al sentir el mordisco pavoroso
del desamor.

Después,
quién sabe cómo,
el hueco
fue ocupando lugar, ganando espacio
a expensas de lo vivo y su dolor.

Enorme vientre inverso,
en el alma gestante apenas hubo
señales de aquel mal , que , soterrado,
carcomía su entraña.

Ya ni siquiera soy un manantial
de bilis corrosivas.

De mí hoy solo queda
este vacío ingente ,este imposible
afán por vomitarse.

Esta atroz,
visceral,
abrumadora
y omnipresente náusea.

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