martes, 2 de febrero de 2021

Memento verde

 


En mitad   del jardín

antes había un viejo y retorcido

sauce llorón ,

un árbol

cuya enorme copa melancólica

le daba un cierto aire

romántico y solemne.


Debajo de sus ramas

me gustaba sentarme por las noches

a contemplar el cielo y a escuchar

los runrunes ahogados,

delatores

del bullir de la vida ,

que acababa

por contagiarme su imperioso acento,

hasta fluir pausado por mi sangre

haciéndome soñar que ,de ponerme,

podría transcribir la partitura

de su polifonía.


He imitarla en mi voz.


Y a regalarle

a una brisa absorta los oídos

con su gorjeo ingenuo y descuidado.

*****

Antes había un sauce …

y un jilguero

que regresaba cada primavera

cargado de canciones

a la querencia amable de su nido.


El sauce ya no está,

ni sabe el pájaro

a qué hogar volver ,ni dónde debe

desgranar sus arpegios .


Yo también

estoy desubicada.


No es el mismo

el jardín,

y no encuentro

lugar en que poner mis sueños al relente

bajo una vigilante Luna llena,

ni donde abandonarme

a sentir aflorar mis armonías,

esas que en los días que no están muy nublados,

me rebullen por dentro.


*****

Ya no me quedan muchas primaveras

por malgastar,

acaso

es por eso por lo que me parece

Marzo más luminoso,

más espléndido Abril

y Mayo más risueño y encendido

de fragancias torcaces.


Yo no sé

si volverán las mismas golondrinas

que ayer supieron ser

alegres precursoras del verano,

pero doy por seguro

que los días no vuelven.


Golosamente absorbo

por mis poros abiertos

de par en par

la esencia

de las pequeñas cosas

y bendigo

cada sencillo don elemental

que la vida me ofrece .


Esa solicitud

con que te envuelve el aire los días soleados.


Esa sensualidad

casi concupiscente, voluptuosa,

con que la piel se entrega a la caricia mínima.


Ese inmenso placer

con que degusta el alma ensimismada

el sorbo diminuto e impagable

de la felicidad hecha tibieza.


*****

El sauce ya no está,

ni está el jilguero,

solo yo sigo aquí , algo más triste,

mucho más sola,

más infinitamente agradecida

de seguir respirando y añorando

los antiguos verdores

y los trinos añejos que el viento se llevó .


Aunque quiera la vida únicamente

que continúe aquí

para evocar al pájaro,

para desactivar con música nostálgica

las horas vespertinas,

que rezuman

infinitas tristezas.


Para suplir del árbol

el llanto silencioso y vegetal

en su oficio poético,

puro memento verde.


Para ser el testigo y el juglar

que cantando su copla entre suspiros

da fe de cómo duelen las ausencias.



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