No has sido nunca amante del bullicio,
eres más bien amigo de quietudes
y el andar sumergido en multitudes
te supone un auténtico suplicio.
Buscas, sin que te cueste sacrificio,
aquellas retiradas latitudes
donde florecen todas la virtudes
y se encuentra el sosiego vitalicio
Pues allí, en tu rincón, paciente espera
la soledad, que con fervor insiste
en ser tu silenciosa compañera.
Si luego sigue fiel a tu costado
la eternidad entera, no estés triste,
tú mismo ese destino has propiciado.
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