Tiene Mayo sus rosas... ¿ quién lo niega?
Y de rosa solemos ver vestida
la estación más alegre de la vida,
que ante nosotros su esplendor despliega.
Hay que darle después la bienvenida
al tiempo venturoso de la siega
que tan pródigamente nos entrega
su cosecha de frutos sin medida.
Luego la savia es menos vehemente,
la existencia mesura más sus dones
y se atribulan nuestros corazones
presintiendo un invierno ya inminente.
Al sentir en su ritmo decadente
cómo expirando van las ilusiones.
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