jueves, 30 de diciembre de 2021

Emético

Estos son unos tiempos

en los que tienta al lúcido

arrancarse lo ojos.


Duele tanto mirar brillos de alpaca

y adivinar las sombras

que hay tras las sonrisas pintadas en que se escudan

las máscaras del baile...


Lo intento,

os juro que lo intento,

anestesiarme a base de ceñirme

a las viejas liturgias.


Pero ya no le cabe

más folclor de rituales falsamente festivos

a este pecho que siente 

cómo escasea el aire debajo de la carga

de piedra de molino y de estupor

que causa la congoja.


El no poder tragarme

más mi propio autoengaño

es mi mayor angustia.


Soy un pozo de náuseas.


A solas y en silencio,

en versos que me dejan los labios estragados

de infinita amargura,

me vomito.

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