miércoles, 2 de febrero de 2022

La hora de la verdad


 

Ser feliz por decreto no me mola.

¿ Quién dicta que por mucho que la vida

a diario me putee sin medida

debo decir ! Qué guay! y hacer la ola?


Danzar alegre como perinola

no me apetece cuando estoy jodida,

aunque al mostrarme cariacontecida

sé que me arriesgo a quedarme sola.


Pues si eso ocurre, no me solivianto

hace ya mucho lo aprendí, cualquiera

está dispuesto para ir de bares.


Pero a la hora de enjugarte el llanto,

solo si una amistad es verdadera

pone su hombro y oye tus pesares.


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