Ya sabes cómo escribo, cortándome las venas
y dejando que corra profusa y mansamente
sobre el papel la sangre, por si en esa corriente,
de espanto enloquecidas, huyen de mí mis penas.
Que emasculo mis vísceras para darle a las hienas
con qué saciar su morbo, esa ración caliente
y ruin con que se nutren y van tan tristemente
engordando sus mugres con miserias ajenas.
Pero no todo es despojo y casquería
en vivo y humeante- casi pornografía-
y dar el espectáculo de dramatismo intenso.
Hoy días que me dejo llevar y en un descuido
escribo aquel poema que pide mi latido
y muestro el corazón desnudo e indefenso.
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