Nunca sé bien por qué razón trastea
dentro de mí un runrún que se traviste
con pretensiones de llegar a idea
y juega con mi lógica al despiste.
Quiere martirizarme y se resiste
a dejarse atrapar, revolotea
igual que un moscardón y tanto insiste
que tengo ya una buena cefalea.
No hay remedio...de forma compulsiva
persigo esa intuición que le rezuma
a una frágil coraza sensitiva.
Sabe que no le sirve serme esquiva,
si la tengo en la punta de la pluma...
! Y no pienso rendirme mientras viva!
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