sábado, 24 de agosto de 2024

Canción última


 

Ahora

hay una extraña calma,

semejante

a aquella que dicen que precede

a las grandes tormentas.


Se diría,

que el corazón lo intuye

y se niega

a latir

-ni ¿para qué?-

como si doblegado bajo el peso

de un cansancio infinito

desistiese

del vicio de seguir con su tozudo

renquear palpitante

y malgastar así

sus ya menguantes fuerzas.


Mejor abandonarse

aceptar

que ya está amortizado,

asumir

su propia decadencia


En su desesperanza,

la quietud no parece una opción desdeñable.


Si él lo siente así,

a mí solo me queda aguardar que se abra

esa ultima puerta


Inesperadamente

una canción dulcísima se encarama a los labios,

será por la costumbre

de hacer de todo música,

y alienarme

envuelta en su rebozo,

será porque quisiera

se este modo tan mío despedirme

y al tiempo dar las gracias

por este don magnifico que nunca he merecido,

antes de que la voz de aire y agua

que me habita se calle.


Antes de sumergirme en el silencio

eterno que me espera.


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