Hoy me he levantado
con el firme propósito de ser
algo más que unos dientes
y un tubo digestivo.
No resignarme al rol
de ser que ve la luz para entregarse
fatalmente a su instinto de ser depredador
con tal de un día más llegar hasta la noche
siendo un sobreviviente.
Cuesta mucho zafarse
de ese estigma animal con que el obliga
con fuerza un adeene
Solamente nosotros,
felizmente, podemos evadirnos
a base de poemas.
O no...
A veces desvarío
y me pregunto
si acaso habrá algún pulpo que componga
fosforescentes odas incendiadas
de electrizante ritmo polimétrico
a una estrella de mar.
O si canta el jilguero para ver
si enrojece la hoja
o si tirita
aunque no sople el viento...
Probablemente
no lo sobremos nunca
Pero estoy segura que de estos prodigios
-y otros más que no logro imaginarme-
rebosa el universo.
Yo no pretendo descifrar enigmas
que superan mis límites.
Solo aspiro a lo humilde
y a lo fácil.
A autodepredarme.
A descubrir lo ruin
de mi naturaleza mineral,
a exprimir lo doliente de mi materia oscura,
a alambicar su esencia descarnada
y,
verso a verso,
llegar a trascenderla.
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