Podría
marcharme
por las ramas ,
dedicarme
a
exfoliarlas por pura diversión
,dejando
que cayesen blandamente al vacío
tantos
lances caducos.
Pero a
quién le podría interesar
conocer
los retales que han ido resistiendo
el
enésimo asalto
de la
carcoma.
Quien
más , quien menos tiene
su
propia antología de postales
que fue
tornasolando con paciencia
en
colores pastel.
Qué
insolentes
presumen
de esplendor tocado en rojo
las
amapolas.
Qué
jugosos
los
labios que supieron exprimir cada fruta
que les
brindó el verano.
Qué inolvidable el cielo de la noche
en que
alguien deslumbró la ribera más lúcida
de tu
razón .
Cualquiera
se lo calla,
pero
guarda sus propias necrológicas,
y
encarece su almario con un plus de infortunios.
¿ A
quién vas a dormir con ese cuento
de que
la ensoñación y la inocencia
murieron
degolladas a manos del mutismo,
y que
con mucha más alevosía
apuñala
a traición la soledad.?
Ya no
quedan oídos que estén interesados
en
soportar los raptos de locura
con los
que entrego al aire las dudas que me quedan
ni ya
me quedan ganas
de
ponerme a cantar.
De mí
,
aquí
y ahora,
hay que
saber tan solo que voy sobreviviendo,
igual
que los demás,
saboreando
el
pellizco de miel , la gota de baladre
con que
llega a asombrarnos cada día.
Que
cada atardecer
me
apego más y más a la indolencia
de la
deriva en círculos concéntricos
hacia
la paz del fondo.
Mientra
se funde en sepia con la noche
cada
latido de mi corazón
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