Ese
libro, que espera que lo abras ,
pacientemente
ahí, sin saber cuando
podrá
entregarse a ti, amenizando
tu vida
con su ofrenda de palabras.
Esa
rosa que muere de impaciencia
soñando
que unos dedos la cercenen
antes
de que los años la condenen
y a
cambio darles su mejor esencia.
Esa
música tersa que deslumbra
el aire
y de ilusión pone su broche
sobre
la melancólica penumbra
Esa
lámpara humilde que acostumbra
a ser
fanal en medio de la noche,
Luz del
Norte que guía y no relumbra.
Esa
mujer de pecho generoso
que
aguarda noche y día sin reproche
para
hacerse el sosiego del pecho de su esposo
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