jueves, 1 de octubre de 2020

Pétalos pares ( Estación Decadencia)



Aquel año Febrero

fue un gotear de nieblas y amarguras,

de interminables días silenciosos

y de noches insomnes

pasando de puntillas.


Marzo llegó, anunciándose

con un aliento gélido ,adusto y turbador,

como el escalofrío

de la desesperanza

y nunca regresaron los pájaros viajeros

ni brotaron las flores


No quisieron dejarse capturar

por los idus infaustos

que todas las señales anunciaban.


Abril sí fue ,

por fin,

como marcan los cánones,

un cielo inagotable se abrió en lluvias

y dentro de mi pecho

una pena infinita diluviaba.


Mayo no se anegó

de risas y perfumes,

ni cantaron los mozos canciones encendidas

bajo el balcón de sus enamoradas.


Seguía jarreando

el duelo de la ausencia inaceptable

sobre mi alma empapada.


Y no podía

descubrir la alegría y la belleza

que otras veces llegaban a asaltarme

desde cualquier rincón y despertaban

en mí la sensación de que la vida

era un regalo espléndido.


Solo lograba ver la Luna rota

en el quebrado espejo de los charcos

a través de las lágrimas.


La estaciones suelen

adaptarse muy mal al almanaque ,

siguen tan solo en ritmo

que la emoción de cada quien les marca.


Aquella primavera

jamás debió llamarse primavera .


Debió llamarse estación sombría.


Un tiempo hostil y triste

donde a tus ilusiones corresponden

siempre las margaritas con los pétalos pares

y con ellas perecen deshojadas.


**********

¿Y quién llamó verano a aquellos meses mustios

que pasaron lo mismo que un suspiro

sin perfume ni ardor, desangelados

sin más pena ni gloria que la justa

para no perecer de intrascendencia

y fue confirmación de que no es el clima

sino el corazón el que le infunde

a la piel su calor y su extravío

o bien el que la vuelve

indiferencia apática .


Menos mal que llega ya el Otoño...


Nunca defrauda Octubre,

te vende lo que es,

un tiempo atemperado y sin alardes

cuya mayor virtud

es dejar que la vida se sosiegue

e invitarte a que olvides tus míseros anhelos,

mientras en paz al fin

tu espíritu descansa.


De hacer como los árboles,

que saben lo que toca

y armados de impudicia y de valor ,

se desprenden de todo lo que tienen.


Que tu destino, al igual que el suyo

es llegar a ser humus

pero que hoy alcanzas todavía

de desnudarte a base de palabras

y a regalarle al mundo

un poco de tu íntima cosecha .


Y acaso a algunos ojos

pueda llegar a ser incluso incluso hermosa,

tal como el manto de sus hojas ocres

parecen a los tuyos

decorar los paisajes de ensueño y de nostalgia.














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