viernes, 6 de noviembre de 2020

Cosecha


Será porque no soy

en nada diferente a los almendros.


¿De qué sirve negar

tres veces o tres mil la primavera?


Qué podemos hacer , sino apostarnos,

en un gesto suicida, la poca fe que aguanta

a que habrán de cuajar todas las flores,

que este será un año sin heladas tardías.


Aunque ello nos cueste

pagarle su tributo a la ceguera.


Los ojos ya no sirven

para mirar y ver,

sino para lograr maravillarnos.


Qué más da esta cosecha

de silencios de escarcha y pétalos marchitos.


Únicamente puedo bendecirla

por haberme dejado vivir esperanzada

sus anticipaciones.


Ahora poco importa

 que me abrase los labios día y noche

el áspero amargor de las ausencias. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario