jueves, 5 de noviembre de 2020

Placebos del ardor (Sol de Otoño)


 

Cómo acaricia el Sol

que nos regala generosamente

la mañana Otoño.


Lo agradecen los huesos doloridos

y la piel lo celebra


Lo mismo que una gata perezosa,

adoro abandonarme 

a la tibieza afable que me envuelve

y me recuerda con su suave unción

la hospitalidad de una sonrisa

y el tacto de unas manos.


Cuando el día se acorta,

se hace mucho más imprescindible

saber aprovechar estos mínimos dones

que edulcoran la vida.


Hay que exprimir sus zumos

dorados mientras duren.


Y elaborar con ellos recuerdos anisados

que calienten por dentro .


Placebos del ardor que reconforten

los desfallecimientos del espíritu,

cuando no quede ya ni un mísero rescoldo

de ilusión y esperanza que lo animen

y se vaya apagando

lentamente su lumbre.


Las noches del Invierno que se acerca

por lo común son frías .


Y muy largas.


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