A las
niñas,por regla general,
nos crían y nos duermen entre cuentos,
que nos
provocan sueños fraudulentos
de los
que sienta despertar fatal.
Nos calzan zapatitos de cristal,
nos
visten con rosados sentimientos
y en
tal manipular sin miramientos
Jolivud
nos ha hecho mucho mal...
Cenicienta,
reinando en mi cocina,
despedí
al hada gris que me amadrina
la
suerte, cuya magia va por horas.
No hay
príncipes azules, los más guapos
al dar
las doce, mudarán en sapos,
cuanto
antes lo entiendas, menos lloras.
Conque
sin más demoras,
dejemos
ya de desbordar los mares
y
bendigamos nuestros despertares.
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