No quiero que me roben el aliento
con una exhalación bien calculada
que alguien deje caer ,desmadejada,
aprovechando el chance del momento.
Ni quiero que me perle la mirada
aquel que me miró y sin miramiento,
me dejó de mirar, pues no consiento
nunca por nadie ser ninguneada.
Es lo que tiene estar ya escarmentada,
que no te cabe más resentimiento
debajo de la piel acorazada.
Y qué se le va a hacer si en el intento
de preservar al alma , tan confiada,
hay que dejar de lado el sentimiento...