
Atreverse a ver más allá de lo obvio en toda circunstancia,rascando sobre el barniz hasta descubrir su cara oculta. Desacralizar los dioses , desmitificar los ídolos de barro, relativizar les pequeños dogmas. Y también ensalzar la belleza , la bondad y la esperanza que encierran las cosas más sencillas . Todo un reto, que nos ayuda a vencer la ayuda inestimable de la poesía.
sábado, 3 de octubre de 2020
Memoria de Ítaca
Colapso final
No hay ninguna épica
en el loco galope del latido,
ni suele resultar estético el resuello
que pretende sorber
ansiosamente el aire.
Por mucho que nos cuenten las películas,
no hay gloria en la muerte.
Se consuma
arropado en dolor, envuelto en miedo
el colapso final ,
donde se enfrenta
el hombre a su verdad , triste y desnudo,
sabiendo en carne propia con cuanto rigor hiere
con su abrazo de helor
la soledad,
única compañera en este trance.
Por eso hay que inventarse una epopeya
que en algo nos redima y justifique
tanto tiempo perdido
en cultivar con autocomplacencia
el jardín infinito
de nuestras vanidades.
Para olvidar que el alma de la arcilla,
aunque niegue a la prosa,
debe volver al barro
y tiene de antemano perdida la batalla
de intentar sublimarse,
que aunque corteje al verbo
acariciándolo
hasta que tiembla
y resplandece
y arde,
su esencia se le escapa.
Solo le queda, pues,
resignarse a ser sombra
apenas insinuada entre las sombras
que van hacia Poniente.
Y aceptar lo que hoy toca ,
culminar su destino de destello fugaz,
que en silencio se extingue
mientras muere la tarde.
jueves, 1 de octubre de 2020
Pétalos pares ( Estación Decadencia)
Aquel año Febrero
fue un gotear de nieblas y amarguras,
de interminables días silenciosos
y de noches insomnes
pasando de puntillas.
Marzo llegó, anunciándose
con un aliento gélido ,adusto y turbador,
como el escalofrío
de la desesperanza
y nunca regresaron los pájaros viajeros
ni brotaron las flores
No quisieron dejarse capturar
por los idus infaustos
que todas las señales anunciaban.
Abril sí fue ,
por fin,
como marcan los cánones,
un cielo inagotable se abrió en lluvias
y dentro de mi pecho
una pena infinita diluviaba.
Mayo no se anegó
de risas y perfumes,
ni cantaron los mozos canciones encendidas
bajo el balcón de sus enamoradas.
Seguía jarreando
el duelo de la ausencia inaceptable
sobre mi alma empapada.
Y no podía
descubrir la alegría y la belleza
que otras veces llegaban a asaltarme
desde cualquier rincón y despertaban
en mí la sensación de que la vida
era un regalo espléndido.
Solo lograba ver la Luna rota
en el quebrado espejo de los charcos
a través de las lágrimas.
La estaciones suelen
adaptarse muy mal al almanaque ,
siguen tan solo en ritmo
que la emoción de cada quien les marca.
Aquella primavera
jamás debió llamarse primavera .
Debió llamarse estación sombría.
Un tiempo hostil y triste
donde a tus ilusiones corresponden
siempre las margaritas con los pétalos pares
y con ellas perecen deshojadas.
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¿Y quién llamó verano a aquellos meses mustios
que pasaron lo mismo que un suspiro
sin perfume ni ardor, desangelados
sin más pena ni gloria que la justa
para no perecer de intrascendencia
y fue confirmación de que no es el clima
sino el corazón el que le infunde
a la piel su calor y su extravío
o bien el que la vuelve
indiferencia apática .
Menos mal que llega ya el Otoño...
Nunca defrauda Octubre,
te vende lo que es,
un tiempo atemperado y sin alardes
cuya mayor virtud
es dejar que la vida se sosiegue
e invitarte a que olvides tus míseros anhelos,
mientras en paz al fin
tu espíritu descansa.
De hacer como los árboles,
que saben lo que toca
y armados de impudicia y de valor ,
se desprenden de todo lo que tienen.
Que tu destino, al igual que el suyo
es llegar a ser humus
pero que hoy alcanzas todavía
de desnudarte a base de palabras
y a regalarle al mundo
un poco de tu íntima cosecha .
Y acaso a algunos ojos
pueda llegar a ser incluso incluso hermosa,
tal como el manto de sus hojas ocres
parecen a los tuyos
decorar los paisajes de ensueño y de nostalgia.
Hacia el Ocaso
Las hojas secas
tapizan el camino
de la alameda.
Hacia el Ocaso
por doradas blanduras
llevan los pasos.
Será su huella
cansada lo que quede
cuando anochezca.
martes, 29 de septiembre de 2020
Peregrinación
Son blandos ,
temerosos
y sordamente tristes
los pasos que recoge la hojarasca
Recalada de otoño
he recorrido todos los caminos,
tapizados de herrumbre , de fatigas
y de resignación.
Hay un rumor de pájaros que huyen
y de besos que buscan
la calidez de un nido en otra boca.
En la mirada traigo
el muestrario infinito de los ocres
y un regusto en los labios
a derrota y ceniza.
No sé
si merece la pena seguir peregrinando
por las estación nostálgica,
persiguiendo a las nubes
que migran insensatas por un cielo plomizo
hacia aquel horizonte que promete
ser riguroso invierno.
Más tarde o más temprano,
aquí o en cualquier parte ,
el frío será el mismo.
Y olerá igual el humus que se apresta
a ser sudario y cálido reposo
de los cansados huesos .