sábado, 10 de diciembre de 2016

Desafinada



Largamente esperé que me nombraras
con dulzura en la voz de caramelo
y que la compulsión de un hondo anhelo
así me declararas.

Noche y día recé por que escucharas
mi canción y su ritmo hecho revuelo
de palomas torcaces sobre el cielo
dichoso me imitaras .

Acompasar suspiros y empeñarme
en un latir a dúo en armonía
era, hoy lo comprendo, un desatino.

Solo espero que puedas escucharme
entonando de amor una elegía
y veas de qué modo llorando desafino







Depredaciones



¿Y qué hacemos aquí? Empantanados
en el improductivo y decadente
análisis del diente ,
midiéndonos la talla por bocados.

El estar fatalmente condenados
a sentir la llamada incandescente
de la sangre caliente
es el destino de los depredados.

Nadie nos dijo que las yugulares
también aceptan besos,
ni que a las fieras calman los cantares

Que todos sus bastiones
entrega un alma inerme ante el travieso
juego inocente de las fascinaciones.







Flores amarillas


Ella llegó con la sonrisa clara,
el tintineo del decir travieso
y el labio tan dispuesto para el beso
que hacían de su boca una alfaguara.

Nadie al mirarla resultase ileso,
él no pudo evitar que le avenara
la pasión que en silencio se declara
en la que sin quererlo quedas preso.

Siempre sucede igual, otro torrente
que crece y se desborda, otras orillas
opuestas, alejadas tantas millas
que no hay manera de tender un puente.

Otro ramo de rosas amarillas,
que hacia la nada lleva la corriente. 

Verde valle


Cuando estoy lejos
de ti ,mi valle , cuánto
te echo de menos.

Todos mis pasos sueñan
caminos de regreso.

Con qué alegría
primaveral te pueblas
de margaritas.

Flores sencillas,
más lindas a mis ojos
porque son mías.

Verde te ví
en Mayo y en Enero
te veo verde.

El amor suele
dictarle a la retina
qué color quiere.

Ancho es mi valle,
lo que quiero y preciso
juntos le caben.

Qué plenitud
alcanza si en su centro
habitas tú.

Tu don llena mi pecho
de inmensa gratitud.



jueves, 8 de diciembre de 2016

Sumidero del tiempo





Torbellino voraz,
vertiginosa
fascinación del vórtice.

Igual que un sumidero
la vida se nos traga febrilmente las horas
 y acelera
el tic- tac turbador de los relojes,

El tiempo deposita
su pátina de mugre y de sudor
que ni el llanto disuelve.
La costra
-nunca hay mal sin bien-
podría utilizarse de coraza 
e incluso salvarnos  su cascarón vacío 
del último naufragio.

Cada hoja que cae y se rinde al otoño
es casi una victoria,
hechos polvo y hastío ,los huesos acumulan
el cansancio de siglos
y suspiran
añorando su lecho mineral,
su cobertor de musgo,
su bienhechor y plácido
sueño definitivo

Ya casi no recuerdo el color de las rosas.

Apenas aferrada a la quimera
de su aroma inefable sobrevivo.

Solo espero
confundirme con él cuando lo esparza
sobre el paisaje desolado el viento.






domingo, 4 de diciembre de 2016

Umbría verde



Al borde del marasmo
de la desafección existencial,
se exacerba hasta el límite el filo de lo lúcido
que sin piedad acera y agudiza
la soledad
y agosta
los bienhechores prados de la calma.

Qué tentación tan grande es el abismo
para el alma que tienta
bajo en barniz de todos sus disfraces
sus adolorimientos.

¿Y si la espuma fuese solo espuma,
un universo blanco
en que el silencio es silencio solamente
y la paz solo paz?

Se impone la querencia
de animal infeliz domesticado,
que vuelve a los apegos
de aquellos otras fosas familiares
tan hondas,
tan calladas,
donde duermen
tantos pequeños dramas diminutos
que nunca han de encontrar un hueco en los periódicos.

Regreso por mis pasos.

Canta , ajena, una alondra
como si no pasase nadie,
como si no ocurriese nada...

Como si no muriese
la ilusión agostada de otro día
en cada atardecer.

Como si no quedase sepultada,
junto a un Sol moribundo,
entre la umbría verde del pinar .