Torbellino
voraz,
vertiginosa
fascinación
del vórtice.
Igual
que un sumidero
la vida se nos traga febrilmente las horas
la vida se nos traga febrilmente las horas
y acelera
el
tic- tac turbador de los relojes,
El
tiempo deposita
su
pátina de mugre y de sudor
que
ni el llanto disuelve.
La
costra
-nunca hay mal sin bien-
-nunca hay mal sin bien-
podría
utilizarse de coraza
e incluso salvarnos su cascarón vacío
del
último naufragio.
Cada
hoja que cae y se rinde al otoño
es
casi una victoria,
hechos polvo y hastío ,los huesos acumulan
el
cansancio de siglos
y
suspiran
añorando
su lecho mineral,
su
cobertor de musgo,
su
bienhechor y plácido
sueño
definitivo
Ya
casi no recuerdo el color de las rosas.
Apenas
aferrada a la quimera
de
su aroma inefable sobrevivo.
Solo
espero
confundirme
con él cuando lo esparza
sobre
el paisaje desolado el viento.
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