Estoy
a punto de perder un día,
otro
más,
a
base amasar indiferencia
y
apostar los sesenta minutos de sus horas
a
seguridad de la rutina
Y
siempre sale negro y par
y
gana.
Es
preciso hacer algo,
podéis
llamarlo trampa o, más certeramente,
prestidigitación.
Es
usar el envite
más
desatalentado de estrategia,
al
tiempo que te embriagas
de
ilusión infantil.
Apostar
por que siempre
hará
sol los domingos,
o
, si acaso se nubla,
desde
lo alto lloverán confites.
Por
que caben tus pies en los zapatos
de
baile de charol,
que
saben solos
seguir
todos los pasos de la danza
del
vals de los felices,
de
los despreocupados …
...acaso
de los locos y los necios.
Por
que aquella rodaja del queso de la Luna
te
está esperando a ti,
y
solo tienes
que
alargar la mano y exprimirte
sus
néctares de luz sobre la boca.
Se
trata de guardar mangas adentro
tres
parejas de ases
y
usarlas al tuntún
-a
veces cuela-
Y
si no que nos quiten lo soñado...
Lo
malo es la resaca.
La que suele dejarnos por secuelas
un
quiebro en el latido y en el pecho un agobio
y
un espesor amargo en al aliento
por
lo que pudo ser.
Y
en el alma el pellizco de una nostalgia absurda
por
un tiempo de gozo no vivido