A
mí tú me tomaste el número cambiado.
Nunca
fui esa muchacha estulta , que creías
blanda
y manipulable, a quien conseguirías
cambiar
a tu manera , hasta ser de tu agrado.
Pero
aún no me explico qué coño pensarías
para
elegir un recio chambergo colorado
cuando
era un vistoso chaleco floreado,
de
tu tallaje exacto, la prenda que querías .
Y
es que luego, por mucho que afiles la tijera
-corte
aquí, corte allá ...las dos mangas van fuera...-
lo
mismo modificas en algo la apariencia.
Pero
al final , ya ves, la pifia era segura.
Tras
más de cuatrocientos revoques de pintura,
lilas,
de sobra hay... Pero falta mi esencia.