Mi gata
Marcelina
se ha
vuelto con los años
muy
,muy requetefina.
Cuando
en al comedor
se
restriega en mis piernas
maullando
con primor
pide
con disimulo
que le
dé mucho amor
Pero si
a la cocina
va con
paso elegante
maullando
con sordina,
yo ya
sé lo que quiere
!que le
dé una sardina!
Luego
se va al salón
y se
queda callada
tumbada
en mi sillón,
pidiendo
que la deje
hacer
la digestión.
Qué
bien que me conozco
su
gatuna rutina...
!pero
cuánto que quiero
yo a
esta linda minina!!
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