jueves, 21 de septiembre de 2017

Herrumbre


En los últimos tiempos de la boca me brotan
solo versos oscuros.

Como escritos por alguien
que con el verbo frío
y con el desencanto prendido en el acento
disecciona el presente,
quizás porque ha perdido el destello piadoso
que a la pupila suele prestarle la ilusión.

Eso lo que hacen con nosotros los años,
poco a poco nos vuelven
la mirada sombría
y en los labios  dibujan
un gesto de cinismo.

Ese es el peligro que se corre
al mirar hacia atrás y ver que apenas somos
una sombra de aquello que soñábamos ser.

Por una u otra causa
casi todos nosotros estamos condenados
a ser la la más sangrante
y la mayor de nuestras decepciones .

A los veinte creíamos
que el mundo era un cruasán a la medida
de la vitalidad de nuestros dientes,
a los cuarenta fuimos conformándonos
con escapar indemnes de sus fauces de acero.


A los sesenta sabes
que debes celebrar la carambola
que obsequia cada día,
porque esa peripecia,
con lo bueno o lo malo que pueda depararnos ,
es el único lujo posible que nos queda.

Aunque duela en los ojos y en el alma se incruste
ese brillo velado de herrumbrosa quincalla .




Atrevimiento


Se trata de atreverse y de mirar...

Mirar despacio el mundo
con los ojos vacíos,
despojados
de antiguas rendiciones.
Y descubrir la épica que anida
en las cosas humildes,
en los seres sencillos
que solo se dedican a vivir,
y a sufrir, si es que toca,
exprimiendo la magia del instante
y a permitirse a veces el lúdico pecado
venial y permisible
de disfrutarlo a fondo y sin rubores.

Pregúntale al jilguero por qué canta
y en imitar su trino
encuentras tú la excusa
perfecta para hacerlo.

¿Acaso la albahaca se interroga
el modo en el que el aire
se convierte en la fiesta del aroma encendido
cuando ella suspira?

No sabe la alameda
de la belleza de sus estaciones
y eso no le impide
desvivirse en el ávido y sensato
impulso arrebatado de exprimirlas. 28

Se trata de atreverse
a recordar el tiempo venturoso
en el que aún que teníamos la intuición deslumbrante
de que saber, sabíamos,
de que poder,podíamos
y nuestra obligación ineludible
consiste en imitarlos.

Y todo lo demás son esas cosas
que a base de llenarnos la vida sin mesura
de nimias fruslerías
acaba por vaciarla de sentido.
Mirar
con los ojos dispuestos a ser carne de asombro
y el alma decidida a permitirlo.

Y si no, resignarse
en buscar en un cielo improbable y lejano
un dios a quien culpar de nuestras aflicciones.








Otra cosa...



Puedo darte mi piel y su calor,
mis besos codiciosos, mis caricias .

Y luego la avidez inagotable
de lava y terciopelo de mi sexo.


Darte mi intimidad ya es otra cosa...

Tormenta


Con cada sacudida, una oleada amenazaba con 
hundir definitivamente el iceberg que flotaba a la 
deriva ,hasta que, inesperadamente, unas gotas 
añadieron salinidad a la escena.

Ya se sabe, lo mejor es ahogar las tormentas del alma en el fondo de un vaso...

Si es posible de cola con ron y a ritmo de bolero.

Happiness



La mujer de la foto sonreía.

Nadie al mirarla podría imaginar que tuviese un solo motivo para hacerlo.

A su alrededor casas derruidas, cadáveres pudriéndose al sol ,montones de basura, niños harapientos, formaban el dantesco e inenarrable prontuario de la miseria.

Pero el gesto risueño en su rostro era la prueba fehaciente de que en cualquier escenario que el infierno se empeñe en construir para representar el auto sacramental de la desolación siempre habrá un hueco para la fe, un papel para la esperanza .


La mujer de la foto sonreía mientras apretaba fuertemente en su mano, salvoconducto irrefutable al optimismo, una lata de un refresco americano.

Hora de vísperas


Implícita en el aire hay cierta alevosía
que acuchilla el minuto en cada vaharada
Es este un tiempo incierto de luz desmadejada
al que ya no redime ninguna avemaría

!Cómo se va batiendo la vida en retirada!
Cada noche que pasa es más larga y más fría.
Qué bien tejen los dedos de la melancolía
caprichos que desvelan sin compasión mi almohada.

Ha llegado el momento de buscar la ternura
del calor y el consuelo que tu abrazo me debe,
como yo a tus cansancios le adeudo mis latidos.

De sernos mutuamente espacio de ventura,
porque la misma muerte habrá de sernos leve
si al llegar nos sorprende amando entretenidos

















domingo, 17 de septiembre de 2017

Poesía


No sé si es poesía
este estremecimiento que me deja
erizada la piel
y ensimismado
y radiante el espíritu.


No sé si es poema esa cadencia suave
que me siembra de frescas sensaciones
y paz el corazón,
que me hace creer en que trasciende
al tiempo la fragancia,
que me incita
a gozar del pellizco de alegría y sorpresa
que regala el momento.

No sé si llamar lírica
a ese impulso canoro,que me impregana los labios
con su dulce  embriaguez de licor de cerezas,
que me arroba
y me empuja
a buscar en la vida el sabor del milagro ,
detrás de cada nombre, cada acento,
cada voz,
cada timbre,
tras cada tesitura,

Que me obliga
a indagar en mi sangre el rumor silencioso
de todos mis anhelos
y de mis más oscuras emociones
y después a exprimirlos
hasta extraer su esencia iridiscente.

Todo esto no sé
si acaso será poesía -o no-

Pero, decid,  ¿ qué nombre mejor podría darle?








Delicatessen

No soy amiga yo de florituras
al pan lo llamo pan y al vino vino,
al cornudo, cabrón, cerdo al gorrino
y farsante al que vive de imposturas.

No me adorna el talante gongorino
que elige las más líricas texturas
de la palabra y teje vestiduras
delicadas que arropen lo mezquino

Pero con el amor no sé qué pasa
no lo puedo nombrar sin que se adhiera
al eco de mi voz azúcar glasa.

Solo con escuchar cómo lejano
su perfume insinúa , aunque no quiera
mi corazón de fiesta lo engalano.

Sadismo


Sí, ya lo sé, no se desploma el cielo.
No es suficientemente compasivo
para poner remate a este derribo
que hizo de mis días de férreo desconsuelo.

Le da la espalda al gesto imperativo
con el que en un níveo revuelo
pide tiempo de tregua mi pañuelo
para aliviar la angustia en la que sobrevivo.

Absorto en su elevada peripecia,
persiste en su bucólica y blanca ceremonia.
de apacentar rebaños de nubes peregrinas.

Nuestra humana tragedia la desprecia,
consiente que con sádica y odiosa parsimonia
nos vayan devastando las horas mortecinas.


Cordura

Todo en la vida llega a aquel momento
de su punto final y es necesario
el volver al estado originario
antes de la emoción en el acento.

Más allá de la luz del escenario
no tiene ya sentido el argumento
y el querer proseguir contando el cuento
podría resultar estrafalario.

Se impone regresar a la cordura,
allí en donde AMOR son solamente
cuatro letras sin éxtasis ni herida.

Donde en la noche huérfana de albura
te asaltará la duda impenitente
de si la vida sigue siendo vida.