sábado, 11 de marzo de 2017

Premonición


A veces me despierta a medianoche
un estremecimiento.

Una inquietante
sensación de que acabo de tener
un mal sueño de esos en que   tu mundo sólido
de pronto se derrumba,
sin darte apenas tiempo
de huir o de rezar.

Una premonición de que me espera ,
dios sabe en que andurriales de mi historia inmediata
un cataclismo bíblico.

De que no tendré antes
que llegue la vida a cobrarse lo suyo
un último minuto para verte ,
para sentir la paz
bienhechora y bendita que me inunda al mirarme
reflejada en tus ojos.

De que todos mis días
serán en adelante tierra desalentada,
consumida de insomnios y congojas

A la Luna le pido
que no salga o, al menos,que su fulgor  modere .

No quiero que de noche puedan verme llorar.








lunes, 6 de marzo de 2017

Quizás mañana

¿ En cuántos escondrijos se desdobla
el gran juego de espejos de la noche?

En cuál de ellos se hallarán las claves
para violar su esencia hecha de sueños.


Tantos misterios, tantos
como acepten
creer los ojos ciegos a cualquier evidencia
si quiere el corazón darles cabida

Agazaparse
para ver si existe
aquello que intuimos y nunca nos contaron,
la improbable virtud
del envés de la sombra.

Pero la sombra es solo
 únicamente sombra,
constatación palpable de que la luz existe.

No la culpéis de ser
la ubicua presencia que nos sirve tan bien de lazarillo
en nuestra travesía del desastre.

Jamás se quiso oscura,
también ella nació
con vocación de nítida criatura incorpórea
que deja atravesar su esencia enamorada
por el  sutil fulgor que la aniquila
y la redime al tiempo.

Hasta el hálito intenta escabullirse
pasar sobre el instante de puntillas
con tal de no empañar,si es que la hubiese,
cualquier señal fugaz de transparencia.

Pero lo transparente no fue hecho
para servir los lunes de espectáculo.

Esta noche de nuevo
cargaremos enigmas por capote.

Quizás mañana,
si la lluvia quiere...

si el rumor se escancia...

si el temblor se presta....

domingo, 5 de marzo de 2017

Lo impredecible


El espacio es adusto. Huele a invierno
y a consunción endógena.

La oscuridad se palpa,
el silencio palpita;
la soledad se vuelve una presencia,
gravamen para el pecho dolorido,
y el aire es un agónico presagio
de vida disecada.

El pedernal vomita su prodigio.

Llamarada en la noche, seductoras
crepitaciones cálidas, fugaces
promesas de rubor, incandescencias
naranjas y amarillas: 
tentaciones
antiguas de la frágil
carne presa en sus límites:
atrapar el instante, ser de una vez por todas
pavesa ebria de música y color.

Pero en esa frontera en que existir apenas
es un suspiro huérfano, no queda
más salvación que el vuelo.

Y ocurrió una vez más lo impredecible.

El fuego fue fracaso, nada pudo
contra el tul de las alas,
se sabían
las hijas predilectas de la luz.


Amusarada ( La durmiente)


Nada me digas si me ves ausente
y ajena a todo. Cuando en la mirada
te cuente que de puro ensimismada
hasta vivir me es indiferente.

No sé lo que me pasa últimamente
que noto mi existencia violentada
por gusanos de luz. Apolillada
por burbujas de hielo incandescente.

Llégate a donde estoy. Calladamente
deposita la ofrenda delicada
de tu beso dulcísimo en mi frente
hasta que vuelva el alma a su morada,
como un príncipe haría a la durmiente
que le fue por las musas secuestrada.

Y acógeme en tus brazos suavemente
para hacerme el amor. Sin decir nada.





Amable cama


Te lo debo. Es algo que pensé
en los albores mismos de mi infancia
desde que ,al comprender cuánta importancia
tendrías en mi vida , te adoré.

Me repuse al calor de tu regazo
del cansancio de tantos avatares,
nada me liberó de mis pesares
como el contacto amable de tu abrazo.

Cuando dudo y vacilo, confundida,
consulto con tu pecho que es discreto
y si me siento triste y desvalida
mis lágrimas acoges en secreto.

Mi deuda, amable cama, es de por vida.
No la salda este mísero soneto,


Uno más


Porque a estas alturas ya no aguardo
sobre la piel amnésica de auroras
fuegos artificiales ni hormigueros
que me la desazonen,
ni en el corazón, desencantado
de tanto aventurarse ,
más ganas de contiendas ni armisticios,
la vida me lo debe.

Uno más
que consiga atraparme en la alambrada
de tul o de metal de sus aristas
y devolverme al mar en plenitud
más allá de riberas o de anclajes.

Sé que son de sorpresa y de impostura
o, si acaso,que están aderezados
con la materia que a los sueños prestan
los vapores más lúcidos del vino.

Pero uno más
a falta de más árnica le pido ,
al cielo que me debe algún milagro.

Uno más
Que me obligue a espiar como respira
la noche, a violentarla,
a concebir sobre un lecho de aromas
infinitos pecados del espíritu,
o incluso de la carne, sin más culpa.
-y  todos  ,por supuesto, la mar  de originales-

Por uno así le vendo
el alma al mismo diablo.

Uno más,
voz del agua,
tatuada por la lluvia sobre el dorso
de todas los paisajes de ceniza,
que sea mi testigo y que me enmiende,
cuando los años sean desmemoria.

Uno más...
Y si es que no es posible,
repetido,
este mismo.

Escrito con aliento sobre el humo,
fumarola danzante de la música,
creada para ser alegoría
de un íntimo universo palpitante
que sobre sí colapsa .

Y se reinventa.

Y existe a condición de inacabado.







De aquellas lumbres...



Algún día te amé, estoy segura.
A tu lado sentí que madrugaba
para mí sola el Sol y me arropaba
en dicha y calentura.

Luego nos fue pudiendo la costumbre
de los días tediosos de aguaceros
en los que se pudrieron los tequieros
y se apagó su lumbre.

No te cause extrañeza
que me vaya invadiendo la tristeza
por la ilusión perdida que agoniza.

Y que tampoco te provoque asombro
el temblor de mi voz cuando te nombro.
Fue tanto el fuego...tibia es su ceniza.