No es
una opción decir:
no
existe,
no es
ni humo,
es
solo una entelequia nacida del apremio
de
poblar de fulgores el vacío.
El
truco trasnochado de algún ilusionista
que se
empeña en vendernos hábilmente
lo
irreal como auténtico.
No es
una opción, pues sabes
que en
el aquí y ahora
todo tu
espacio llena
su
espacio transparente y cardinal
y a tu
compás palpita y se arrebata.
Y sería
negarlo
lo
mismo que negarle la voz a tu latido
El único camino posible es hacia arriba
hasta
alcanzar lo lúdico del aire
en
donde la materia se libra de su peso
y viene
a ser lo mismo
el
desear y el ser .
Y los
sueños más locos,
a riesgo de estamparse,
a riesgo de estamparse,
contra
la sensatez rampante se amurallan.
Que
para despertar
con la
mirada húmeda
y el
pecho devastado por la pérdidas
ya
habrá tiempo mañana.