Que
cada cual se apegue a sus manías
es
algo irremediable. No conviene
traicionarse
a uno mismo y más si tiene
un
cómputo tan largo de sus días.
Me
prendo siempre del palomo cojo,
del
gato tuerto, de la nena lerda,
de
la caja de música sin cuerda,
de
la llave que no encuentra cerrojo.
Y
me repele igual el arquetipo
mítico
e imposible ,que rehuyo
cualquier
lugar común en el que intuyo
lo
singular sujeto a estereotipo.
Es
cómodo leer en el cartel
de
la frente del otro la leyenda
que
sin derecho a réplica ni enmienda
le
grabaron a golpe de cincel.
Somos raza mestiza. Claroscuro.
Coctel
de barro y luz, abismo y cima.
Infierno
en el que el cielo se sublima
y
pare al hombre en un estado puro.
Es
mi vicio mirar en el reverso
de
cualquier corazón. Ser defensor
de
su miseria , vuelta en esplendor
en
el chisporroteo de mi verso.
No
juzgo ni aun a aquellos que no entiendo
ni
quiero ser juzgada. De manera
que
cada quien se arregle como quiera.
Ya
bastante jodido es ir viviendo
Que
casi nadie vive como quiere.
Por
no elegir… ni elige como muere.