sábado, 15 de abril de 2017

Jolgorio de gorriones


Quién me iba a decir que en mis mañanas,
huérfanas desde antaño de emociones,
repiques de campanas.
habrían de llegar a mis balcones

Pone risas tempranas
en el aire el jolgorio de gorriones
que te ríe en la voz y que desgranas
junto a mi oído igual que bendiciones.

Ahora puede el día
venir con su arsenal de desconsuelo,
que llega con tres horas de retraso.

Hoy me sobra alegría
para pisar bien firme sobre el suelo
y hasta para volar si llega el caso.




Contradicciones


Somos el paradigma de las contradicciones. 

Con qué fuerza tan grande nos ata lo invisible. 


Qué imán tan atrayente resulta lo imposible.


Vivimos para hacernos tatuar extremaunciones.



Yo soy blanca y radiante como una novia a estreno, 


tu eres el colapso que define lo oscuro,

si disfrazo mi boca con carmín de cianuro,


sobre la tuya un ángel se te desangra, obsceno. 



Por eso, sin remedio, prendida en el espino


de algún quizás te aguardo, de la misma manera 


en que tú quedas preso de la esperanza trunca. 



Dos lágrimas y un llanto , compartimos destino,


exorcizar lo infausto de la verdad austera :


que en el país del triste , mañana es siempre nunca. 

Instante cierto

 "Una mujer desnuda y en lo oscuro..."
   Mario Benedetti.


Una mujer desnuda que en la oscura
intimidad de un cuarto se adivina
temblor febril, que apenas si es que atina
a buscar de otra piel la cobertura.

Un hombre que desnudo es partitura
de pájaros del agua en su ocarina,
aleteo carnal que arremolina
en su oquedad pavesas de premura.

Hasta que se vacían las redomas
del pálpito esencial y boquiabierto
el silencio se enciende de palomas.


Hombre y mujer desnudos, la aparente 
indefensión robando al cielo el cierto
instante en que la vida es congruente.

Adicción

Ando completamente trastornada

pues tan pronto suspiro como canto,
estallo en risa o me deshago en llanto,
estoy feliz o muy malhumorada.

De este mal que me aflige , un cruel azote
que me hiere , me parte por el medio
y hace que su inclemencia ni la note
para mi mal ,conozco yo el remedio.

Un bálsamo que engancha y que encadena,
transforma mi latido en pura lumbre
y que en vez de sanarme , me envenena.

No quiero andar igual que ánima en pena,
lo asumo , eres tú ya mi costumbre...
! Inyéctame, mi amor, tu amor en vena!

Manos


Miro mis manos.

Cada día más
son las de mi madre.

La misma piel marchita,
las mismas manchas ,
los mismos dedos largos...
...la misma vocación sobre sus yemas
de regalar caricias.

Pero ellas tuvieron a su alcance
la ventura de materializarla.

Las mías solo pueden
palpar inútilmente la epidermis del aire.

Y comprobar con qué exclusividad
la pueblan los vacíos.

Sentir sobre su piel
como las desazona el dolor invisible 
que produce la ausencia
de otra piel añorada en la distancia.








martes, 11 de abril de 2017

Cantando a deshora



Decid que son las notas
a mandarina amarga que flotan sobre al aire.

Decid que es porque imito
al verderón de siempre
que cada primavera le cuenta a mi ventana
sus amores sin dueño.

O que los días plácidos de un Mayo luminoso
me han ido envenenando lentamente la sangre
hasta hacerla sentirse como antaño
el bullidero de los aguijones.

Decid que habrá que atarme ,
que me he vuelto de pronto irreductible
carne de manicomio.

Decid lo que queráis,
que no vais a ofenderme si obráis con la prudencia
de silenciar aquello que se debe

Que no pueden callarse algunas cosas

Que si espío en jardines prohibidos
será que ando buscando la flor que tuve un día.

Que si me meto en charcos sin mis botas katiuskas
es que la sed me inunda

O que ando tras el brillo de una estrella
que cayó de unos ojos nazarenos.

Que si canto a deshora
boleros melancólicos

Que si suspiro y digo
amor
será por algo.

Que si ando prodigándome
en versos incendiarios que solo a mí me arrasan
será que alguien me hizo partícipe del fuego.


Impotencia

Un cuchillo de luz
delgado e insinuante ,como el .filo
de la sospecha.

A traición apuñala la oscuridad amable
que pudiera servirnos de sudario.

La noche, ese suspiro,
quebrando la imposible
tormenta de silencios desatada.

Un tenaz gorgoteo
perturbador,
poblando
de inquietud los rincones sin piedad

Ese minuto
-siempre parece el único, el postrero-
lento, mordiente, agónico...
feroz,
interminable.

Cuando ya todo es este
ardor sobre los ojos.
Este estupor alerta,
este entumecimiento aposentado
indiferente ,inerme...

Esta intensa indolencia,
este abandono,
del alma que se muere por morirse.

Ya solo te consterna
tener que soportar lo incoherente
que resulta tener que decidir
entre la compasión y lo sensato,
lo humano , lo sensible,
lo justo...

Y lo legítimo.

Oír el respirar que se entrecorta
afán del aire, breve,
y no poder ahogarlo.

Detrás de los cristales, a lo lejos
un débil resplandor rosado anuncia
que se acerca otro día.

Solo pides
que aunque a ti te aniquile vivir para contarlo
te traiga la ventura de ser por fin el último
que tengas que sufrir con tanta intensidad
y tan adentro
esa dosis extrema de impotencia.

Que tengas que sentir
cómo duele dolerse del ajeno dolor
sin poder aliviarlo.







Lo fugaz

Con cuánta vanidad te desayunas.

Escuchas cómo el trino del pájaro del alba
celebra el que haya vuelto la hermosura más nítida
a rendirte sus dones .

Embebida en su canto te parece
menos frugal y amargo tu café.

Y sabes que ha salido
el Sol solo por ti, para dorarte
el cascabel que ha puesto en tu mirar
el que te sabes viva y amada nuevamente.

Hoy no miras los posos
que han quedado en la taza.

No sea que se empeñen en seguir siendo oscuros.

En ir contracorriente y hablar de la fugaz.





lunes, 10 de abril de 2017

Lo que te quiero yo


Lo que te quiero yo, ni te imaginas,
por más que se me vuelvan ruiseñores
lo que quiero callar, estos amores,
que se van pregonando en las esquinas.

La senda de blandura en que caminas
que embalsama tus pies con sus olores
voy tendiendo ante ti , y de sus flores
sólo mis dedos saben las espinas.

Y el aire con un toque de azucenas
que te acaricia el alma, lo he aspirado
antes que tú para purgar su penas.

Pues con la misma muerte conviniese
que mordiera dos veces mi costado
sin con saciarse en mí no te afligiese.

Calla y obra el amor si es verdadero:
ni te imaginas tú lo que te quiero


Autorretrato en sepia ( Versera a mi pesar)

Los pies en la cabeza.
Y viceversa.

Así no hay quien consiga
organizar su agenda de a diario.

Y todavía menos cuando intenta
 el alocado, iluso y pertinaz
corazón desnortado ,entrometerse
y ser protagonista en todas partes.

Tampoco es ésta
manera idónea de publicitarse
en este zoco de la vanidad.
¿ Ni para qué ? Si no quiero venderme.
Es más ,
¿para qué voy a andar desgañitándome
pregonando excelencias a destajo
si nadie va a comprarme?

Pudiera,
de quererlo,
y puesto que me soy desconocida,
inventarme:
Patinadora que en el farragoso
filo acerado de la madrugada
dibuja sus piruetas y caprichos
y hasta deja huella;
conquistadora
de la incondicional fidelidad de gatos vagabundos;
rastreadora en todas las miradas
de estrellas fugaces;
contrabandista de ajenos suspiros;
equilibrista que en la cuerda floja
hace con sonrisas juegos malabares;
competidora por hacerse dueña
del amor del mar
con las gaviotas y los alcatraces,
venus de espuma de besos de lava,
mujer fatal, de ojos de azabache y melena endrina,
de mente abierta,
de reflejo rápido,
de verbo fácil....

Total,
todo es cuestión
de cargar los pinceles y las tintas.

Podría,
de quererlo así, engañaros,
pero¿ acaso sabría yo engañarme?

A ratos
- lustro arriba o abajo-
bien que me gustaría...

Y es que me intuyo
una más entre tantas.
Ni demasiado guapa ni demasiado lista,
ni carne ni pescado,
ni demonio ni ángel.
Un tratado exhaustivo de la mediocridad.
Enciclopedia andante de lo obvio,
grandioso y único
compendio exacto y a tamaño real
de lo insignificante.

Versera a mi pesar y, aunque me pese,
sincera hasta rozar con lo sangrante.

Mires por donde mires,
siete palmos escasos de lesa humanidad
amenazando siempre desbordarse.

Que en la estación de dudas y diluvios
halla conformidad
y que busca a extramuros de sí misma
en cada esquina oscura
de todos los perdidos andurriales
de este perro mundo
soledades tendidas
para olvidar su propia soledad
y regalarse.

Esto es lo que hay.
No hay más cera en la vela que la que arde.

Ya veis,
me pinto en bastos.
Tal y cómo me veo.

Si hay alguien que me quiera
así habrá de tomarme.








Ya lo sabes

Yo te amo, mi amor, ya lo sabes...

Si no puedo dormir si tu aliento
no adorna mi almohada ,
si vivo entregada
intentando apropiarme las claves
de tu pensamiento.

Sin ti no soy nada
he quemado mis últimas naves
confiando en hallar ahogamiento
en cada oleada
de tus brazos suaves.

No me hieras diciendo que miento
ni me hundas tu duda acerada.

De una puñalada
es mejor que mi vida la acabes
y que sea mi tenue lamento
por la vieja pasión olvidada
una historia que se lleve el viento
de la madrugada.

Sin ti desdichada
seré, ya lo sabes,
no hace falta ningún juramento,
ya lo grita  en todo momento ,
 rendido embeleso,  mi amante mirada.

Subimación

Palabra en que la espuma
a base de hacerse transparente
es pompa de jabón,
te veo deslizarte ,como en levitaciones
desde lo refulgente hasta lo etéreo,
de lo ardido a lo místico
de lo sublime a lo trascendental.

Y después,
sublimación a inversa,
volverte tal carnal...

Yo quisiera seguirte
como un rayo de luz va tras de otro,
hasta encontrar el punto de un vidrio en que confluyen
y al acoplarse en uno
le prenden fuego al aire

Pero de siempre he sido
concreción de la tierra,
el fósil mineral de un hálito atrapado
en una red de espinas ,que con perseverancia
trabó de un rigor estoico
en páramos sin nombre.

Una rosa de sal
tengo por corazón.

Estruja
uno a uno sus pétalos
exprime
esa poca humedad que puede que aún se guarde,
esa última lágrima ,
pureza recluida,
que es mi esencia.

Luego
sítiala vehemente,
con la pasión que emana de tu espíritu
cuando regresa al hombre,
y vuélvela vapor.

Que vibre
hasta el dolor con todos sus corpúsculos,
que escancie
sus efluvios que hablan de polvo liberado,
que invada
los espacios sin dueño y se empape del gozo
de saberlos dispuestos a todos sus caprichos.

Que sienta
después como se sume en su contradicción

Que ahora que es libre
ya no puede escapar

pues al suave mandato de tu aliento se debe.

Si pudiera...

Yo es que no sé de perros ni de rabias...

Y menos de rumores
de aquellos que acongojan
sin tregua los oídos solitarios
ladrando en las esquinas del silencio
el recuerdo de tiempos más felices.

Mi nombre es soledad ,
macero carne muda
y supuro aguasal desde que existo.

Si tuviera en las manos
los ungüentos más caros del oriente,
si pudiera
derramar su virtud sobre la noche
que se ceba en tus días
y así hacerte la vida que te abruma ,
no digo más feliz,
más soportable...

Si alcanzara a poblarte la derrota
de palomas torcaces desangradas
a base de entregarte en aleteo
mis últimos latidos.

Si supiese
lo que las hembras por instinto saben
ahogar entre suspiros las angustias
más feroces de un hombre
a base de exhalar concupiscencia.

Pero apenas salitre
le queda a mi tasajo con que darle
su salario al barquero ,
su placer al gusano,
su desagravio al cuervo que a graznidos
pregone, plañidero, mi elegía.

La cáustica y debida
satisfacción que espera aquella llaga
que certifica que no es piedra inerte
lo que siente dolor.


Este dolor de ahora que me nace
al sentirme impotencia.

Si pudiera...

Pero es que yo no soy de espuma o raso,
de aromas ni de pétalos de almendro
de arroyos de aguamiel ni mandarinas
de auroras ni arrebol...

Ya lo he dicho, supuro
gota a gota aguasal desde que existo
como una maldición que me serena.

Solo puedo,
por si es que te consuela , acomodarme
sobre mi pecho todas las miserias
del tuyo devastado.

Y luego, mansamente,
sentir tus penas y llorar contigo.