Ese botijo con el que cada día
apaciguas tu sed, con su bizarro
porte panzón, es más que un vil cacharro
sencillo que mantiene el agua fría
Es el culmen de la sabiduría
más ancestral – no creas que desbarro-
que al aplicarse con pasión al barro
lo trasfigura en bella artesanía.
Es elegir la arcilla con sosiego
y amasarla con mimo, es esmerarte
al modelarla para darla al fuego.
Sabiendo que, aunque pocos al comprarla
aprecien tu pequeña obra de arte,
su magia, podrán todos disfrutarla.