sábado, 2 de septiembre de 2023

Sonrisas y lágrimas


 

¿ Quién dirá que no sabe lo que es una embestida

del destino, de esas que no hay cuerpo que aguante?

Pero, anclada al recuerdo de su dolor punzante,

no puede la existencia quedarse detenida.


Es preciso olvidar, aunque sea un instante,

con qué encono furioso nos maltrata la vida

para poder lamernos con sosiego su herida

y luego, remendados, seguir hacia adelante.


Todo fluye mejor para aquel que se atreve

a cantarle baladas a los lunes nublados

y hasta aprende a bailar en los charcos si llueve.


Aunque en algo consuele algún que otro lloro,

al transitar el Valle de los Desheredados

una sonrisa es nuestro mejor tesoro.

Claudicación


 

Llueve.


Leo poemas.


Me pregunto

de qué diluvio íntimo,

saturado de sal y de orfandades,

nacieron estos versos melancólicos.


Se desliza la tarde suavemente

hacia ese momento inevitable

en el que todo tiende a hacerse laxitud

y hasta el latido parece que claudica .


Como mi corazón, la luz se rinde.


Llueve.

Leo poemas.

Me permito

dejarme derrotar por el goteo

de estas palabras, lluvia de aguasal,

que no fueron escritas para mí,

pero aun así golpean mi interior.


Y ocurre una vez más,

la comunión propicia felizmente el misterio:

siento cómo me sanan

al tiempo que me hieren.


martes, 29 de agosto de 2023

Sobre mojado


 

Coger un lapicero

es gana de sufrir, pues al instante

redescubre en la punta su talante

innato de cenizo plañidero.


Por mucho que no quiero,

se empeña en recrearse en el semblante

tan gris del día, con su amenazante

presagio sobre el tiempo venidero.


¿Y qué le costaría

de las tardes de Sol hacer memoria

y recobrar su chispa de alegría.?


Pero es que está nublado...

¿ Acaso evitará la falsa euforia

que vuelva a diluviar sobre mojado?

Cansancio


                                             Es triste ver pasar las estaciones

a través de un cristal descolorido,

febrero gris o mayo, tan florido,

casi igualan tras él sus sensaciones.


Pero a la vez, ahoga el estallido

sordo y violento de mis emociones

y exime de impostadas compasiones

mi aún altivo cuerpo dolorido.


Nadie dirá que no le puse empeño

a esto de vivir, desarbolada

estoy de tanto ir contracorriente...


No es extraño si algunas noches sueño

que nunca me despierto y, sosegada,

puedo al fin descansar eternamente.